Manuela Spinnrock
“Volví a la acuarela”
Porque necesitaba reconectar conmigo.
Siempre he mirado lo pequeño. Ahora lo pinto.
Hola, soy
Manuela Spinnrock
Y durante años intenté encajar en lo productivo.
Crear bonito, entregar a tiempo, hacer lo que se espera.
Pero lo que siempre me ha salvado…
es mirar lo pequeño.
Y convertirlo en algo que respira.
He tejido, he fotografiado, he diseñado.
Y sí, he fundado un estudio.
Pero un día lo supe: necesitaba volver a pintar.
Ahora mi rincón es otro.
Más lento. Más real.
Aquí ya no busco perfección.
Solo el agua, el color, el pincel.
Y una forma suave de volver a mí.

Mi universo creativo
Cada cosa que creo, la miro como si fuera la primera vez
Mi universo creativo nace de ahí:
de mirar con atención.
De detenerme.
De observar lo mínimo como si fuese inmenso.
Así dibujo con la cámara, con los pinceles o con el hilo.
No importa si es una gota, un plato o una medusa:
todo lo que toco pasa primero por mi mirada.
Y se transforma.
En cada proyecto hay algo que me conmueve.
Una textura, un color, un silencio.
Eso es lo que intento atrapar.
No para que quede bonito,
sino para que no se olvide.
Todo se hila con la misma mirada
No importa si es con la cámara, con un pincel o con un ovillo.
Siempre empiezo igual:
miro.
Me detengo.
Y dejo que hable el detalle.
Cada disciplina me enseña algo.
Pero todas vienen del mismo lugar:
la belleza que se esconde en lo pequeño.
Textura
Tocar sin tocar. Eso hacen mis ojos. Buscan lo que se siente antes de entenderse. Ya sea en un pétalo o en un tejido, mi mirada se detiene ahí.
Tacto
No es solo lo que se ve. Es lo que se siente al hacerlo. Cada movimiento lleva algo mío. Una tensión, una pausa, una intención.
Detalle
Una gota. Una pata diminuta.
Un ingrediente que brilla solo.
Lo mínimo tiene poder,
si lo miras con atención.
Color
Elijo tonos como quien escribe emociones. El color no es adorno. Es lenguaje. Y cada uno de mis proyectos habla en su propio idioma.
CUATRO CAMINOS, UNA SOLA MIRADA
Todo lo que creo nace del mismo gesto: detenerme en lo pequeño.
Cada disciplina tiene su lenguaje.
Pero todas hablan desde la misma mirada.
Un bichito.
Un hilo.
Un pétalo.
Un plato.
Cuando los observo, se transforman.
Y entonces puedo contarlo.